La biotecnología se erige como la herramienta clave de España frente al cambio climático: desarrollamos casi 600 soluciones para facilitar la transición verde

A lo largo de los últimos años hemos sido testigos de un preocupante aumento de las amenazas para la salud derivadas del cambio climático. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Europa es la región que más rápido se está calentando de todas las áreas cubiertas por la organización. En junio pasado, la OMS alertó de que todos los indicadores clima-salud están empeorando: un tercio de las muertes relacionadas con el calor a nivel global ya se producen en esta región. A nivel mundial, alrededor del 50% de la población -3.600 millones de personas- vive en zonas altamente vulnerables al cambio climático, donde el aumento de temperaturas, la contaminación del aire y los cambios en los ecosistemas provocados por la acción humana se combinan como los principales factores de riesgo.

Este deterioro ambiental se ve agravado por el actual modelo de consumo y gestión de recursos. Según el último informe de Eurostat, en la Unión Europea el desperdicio alimentario alcanzó los 130 kilogramos por habitante en 2023. Además, en 2022 se generaron cinco toneladas de residuos por persona, de los cuales el 40,8% fueron reciclados y el 30,2% acabaron en vertederos, lo que evidencia la necesidad urgente de fortalecer las políticas de sostenibilidad y economía circular en el continente.

Frente a este escenario, la biotecnología se presenta como una herramienta esencial para mitigar los efectos del cambio climático sobre la salud humana y la biodiversidad. La OMS subraya que esta disciplina permite desarrollar soluciones innovadoras en áreas como agricultura, medicina y gestión de ecosistemas, contribuyendo a sistemas de salud más resilientes y sostenibles.

En agricultura, la biotecnología aumentar el rendimiento, la calidad y la seguridad de los cultivos, mitigar el impacto agrícola, disminuir el uso de fitosanitarios químicos, disminuir la erosión de los suelos, preservar las tierras de deforestación y conservar la biodiversidad. En el ámbito sanitario, facilita la producción de medicamentos y vacunas para prevenir y tratar enfermedades emergentes asociadas a los cambios en los ecosistemas. Además, contribuye a la conservación de la biodiversidad: ecosistemas saludables, como bosques y humedales, actúan como sumideros de carbono, regulando el clima y reduciendo la exposición a fenómenos extremos. A través de la restauración y protección de estos ecosistemas, la biotecnología potencia la capacidad del planeta para mitigar los efectos del cambio climático.

La OMS también promueve el enfoque de "One Health", que reconoce la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental. En este marco, la biotecnología permite desarrollar estrategias integradas para prevenir y controlar enfermedades zoonóticas y otros riesgos asociados al cambio climático.

En España, avanzar hacia un modelo económico más sostenible es urgente ante desafíos globales como el cambio climático, la degradación de ecosistemas y el crecimiento poblacional. La transición verde se presenta como la hoja de ruta imprescindible, y la Estrategia España 2050 destaca el papel de la biotecnología como motor de cambio, capaz de optimizar recursos, impulsar una producción más eficiente y mejorar la calidad de vida.

Conscientes de este potencial transformador, desde AseBio, a través de nuestra Comisión de Sostenibilidad, elaboramos el informe "Biotecnología aplicada en la transición verde: Soluciones para una economía sostenible". Este documento analiza las soluciones que nuestras empresas y entidades socias están desarrollando, sus áreas de actuación, distribución geográfica, barreras y propuestas para avanzar hacia un futuro más sostenible.

Cerca de 600 soluciones para facilitar la transición verde se están desarrollando en España

El informe recoge iniciativas de 66 empresas biotecnológicas y 20 entidades públicas y privadas -centros de investigación, tecnológicos y fundaciones- que están desarrollando 587 soluciones para facilitar la transición verde en España. Estas soluciones se agrupan en 27 áreas de trabajo, dentro de cuatro bloques principales: innovación alimentaria (34%), bioprocesos (32%), agricultura sostenible (18%) y bioproductos (16%). Muchas iniciativas se centran en salud y alimentación animal, seguridad alimentaria, alimentación funcional, fermentación, biocatálisis y detección de sustancias. Además, 28 entidades trabajan directamente en la revalorización de residuos, mientras que otras ofrecen soluciones que directamente optimizan los procesos reduciendo este impacto. Entre las entidades con mayor diversidad de soluciones destacan AINIA (25 de 27 áreas), Leitat (23) y Tecnalia y el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (20).

Geográficamente, Madrid y Cataluña concentran la mitad de las organizaciones, consolidándose como los principales polos de innovación biotecnológica orientada a la sostenibilidad. En cuanto al perfil de los actores, las pymes representan el 55% de las soluciones, trabajando en promedio en cinco a seis áreas; los centros tecnológicos abarcan una media de 19,5 áreas, mientras que los centros de investigación participan en 11 áreas de media, subrayando su papel en la generación de conocimiento y transferencia tecnológica.

Si atendemos a la magnitud de las áreas de actividades en transición verde según el tipo de entidad asociada, vemos que la industria alimentaria es la principal en pymes nacionales (38%), fundaciones (33%), centros tecnológicos (29%) y centros de investigación (33%); mientras que las multinacionales y las grandes empresas nacionales se centran en los bioprocesos (41% y 50%, respectivamente).

A pesar de estos avances, la biotecnología verde enfrenta barreras importantes: falta de regulación clara sobre nuevos alimentos y productos biotecnológicos, normativa europea centrada en peligrosidad más que en riesgo, restricciones legales sobre subproductos y residuos, escasa coordinación administrativa y desconocimiento de los procesos de registro sanitario. Además, las pymes encuentran dificultades para acceder a financiación y realizar inversiones en fases avanzadas del desarrollo tecnológico, mientras que la limitada disponibilidad de plantas piloto y restricciones en equipamiento subvencionado dificultan la transferencia tecnológica.

La escasez de talento cualificado, especialmente en zonas rurales, y la percepción negativa de la innovación por parte de la sociedad representan obstáculos adicionales para la adopción de soluciones biotecnológicas sostenibles.

Para superar estos retos, desde AseBio proponemos fomentar alianzas estratégicas entre empresas tecnológicas y el sector agrario, adaptar los instrumentos financieros al entorno rural, reducir la burocracia, aprovechar subproductos en la economía circular y facilitar el acceso a herramientas agrícolas regenerativas. Asimismo, promovemos tecnologías que integren lo digital con lo ecológico y reforzar infraestructuras mediante bioplantas y biorrefinerías capaces de transformar residuos en nuevos productos de valor. Estas acciones son esenciales para avanzar hacia un sistema productivo más resiliente, competitivo y respetuoso con el medio ambiente.

En conclusión, la biotecnología se consolida como una herramienta estratégica para enfrentar los desafíos del cambio climático, ofreciendo soluciones que fortalecen la salud, protegen la biodiversidad y hacen posible una transición verde efectiva. La colaboración entre gobiernos, científicos, empresas y comunidades será clave para aprovechar todo su potencial y garantizar un futuro más saludable y sostenible.