11/20/2024 | Press release | Distributed by Public on 11/20/2024 02:31
Resumen ejecutivo y declaraciones en vídeo del presidente de UNICEF España
MADRID, 20 de noviembre de 2024 - El futuro de la infancia está en riesgo si no se toman medidas urgentes para proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes en un mundo cambiante, advierte UNICEF en un informe publicado hoy con motivo del Día Mundial de la Infancia.
El Estado Mundial de la Infancia 2024: el futuro de la infancia en un mundo cambiante (disponible una vez se levante el embargo) prevé cómo tres grandes fuerzas globales -o "megatendencias"- afectarán a la vida de los niños y niñas en 2050 y después. Estas "megatendencias" -crisis climática y medioambiental, cambio demográfico y avances tecnológicos- proporcionan indicios clave sobre los retos y las oportunidades a los que se enfrentará la infancia en el futuro.
Según el informe, en la década de 2050-2059 se espera que las crisis climáticas y medioambientales se generalicen aún más, con ocho veces más niños, niñas y adolescentes expuestos a olas de calor extremas, tres veces más expuestos a inundaciones fluviales extremas y casi el doble expuestos a incendios forestales extremos, en comparación con la década de 2000.
"Un ejemplo de catástrofe agravada por el cambio climático es la Dana que ha golpeado nuestro país en los últimos días", ha señalado Gustavo Suárez-Pertierra, presidente de UNICEF España. "Estamos especialmente atentos a esos 163.000 niños que residen en los municipios afectados por las inundaciones en la Comunidad Valenciana. Niños y niñas que necesitan regresar a la escuela lo antes posible, garantizando su seguridad y su bienestar emocional tras el gran trauma que han sufrido", ha añadido. "La experiencia de UNICEF en emergencias humanitarias nos demuestra que la infancia es la población más vulnerable en este tipo de situaciones y que, mientras se rehabilitan las escuelas, los niños y niñas deben tener espacios alternativos seguros donde puedan estudiar y socializar".
La forma en que los peligros climáticos a nivel global afecten a los niños y niñas del mundo dependerá de su edad, salud, situación socioeconómica y acceso a los recursos. Por ejemplo, un niño con acceso a refugios resistentes al clima, infraestructuras de refrigeración, atención sanitaria, educación y agua potable tiene más posibilidades de sobrevivir a las perturbaciones climáticas que un niño o niña sin acceso. El informe subraya la urgente necesidad de adoptar medidas medioambientales específicas para proteger a todos ellos y mitigar los riesgos a los que se enfrentan.
La tendencia demográfica también es alarmante en todo el planeta. Se prevé que África subsahariana y el sur de Asia tendrán la mayor población infantil en la década de 2050. También se espera un envejecimiento de la población global, con una disminución de la proporción de niños y niñas en todas las regiones del mundo. Aunque seguirá siendo elevada, en 2050 la población infantil caerá por debajo del 40% en África, frente al 50% en la década de 2000. También se situará por debajo del 17% en Asia Oriental y Europa Occidental, donde los niños y niñas constituían el 29% y el 20% de la población, respectivamente, en la década de 2000.
Estos cambios demográficos plantean retos, ya que algunos países se ven presionados para ampliar los servicios y los recursos destinados a una población infantil, mientras que otros necesitan equilibrarlos con las necesidades de una población de edad avanzada cada vez más numerosa.
Por otro lado, el informe reconoce que las tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial (IA), presentan tanto beneficios como riesgos para los niños, niñas y adolescentes, que ya están interactuando con la IA integrada en aplicaciones, juguetes, asistentes virtuales, juegos y software de aprendizaje. Pero la brecha digital sigue siendo enorme. En 2024, más del 95% de los habitantes de los países de renta alta están conectados a internet, frente a solo el 26% en los países de renta baja.
El informe señala que un gran porcentaje de jóvenes de países de ingresos bajos y medios tiene dificultades para acceder a las competencias digitales, lo que repercutirá en su capacidad para utilizar de forma eficaz y responsable las herramientas digitales en la educación y en los futuros puestos de trabajo. Estas barreras suelen estar relacionadas con el entorno socioeconómico, el género, la lengua y la accesibilidad.
Sin embargo, el informe también prevé un aumento de la esperanza de vida al nacer, y que continúen los avances de los últimos cien años en el acceso a la educación (se espera que casi el 96% de los niños y niñas de todo el mundo hayan completado al menos la educación primaria en la década de 2050, frente al 80% en la década de 2000). Asimismo, con una mayor inversión en educación y salud pública, y una protección más estricta del medio ambiente, el informe afirma que los resultados para la infancia podrían mejorar significativamente. Por ejemplo, se reducirían la brecha de género en los logros educativos y la exposición a riesgos medioambientales.
En línea con lo recogido en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, el Estado Mundial de la Infancia 2024 subraya la importancia de poner los derechos de la infancia en el centro de todas las estrategias, políticas y acciones. Hace un llamamiento para hacer frente a los retos y oportunidades que plantean las tres "megatendencias" mediante:
"El Día Mundial de la Infancia es una ocasión para recordar que, en muchas partes del planeta, los derechos de los niños y niñas aún no están garantizados. Las medidas que impulsen los líderes mundiales hoy determinarán la realidad de la infancia en el presente y en el futuro", ha conluido Gustavo Suárez-Pertierra.
Nota para editores
Basándose en las "megatendencias" y en muchos otros indicadores socioeconómicos, UNICEF encargó al Centro Wittgenstein de Demografía y Capital Humano Global que analizara escenarios que modelaran cómo podría ser el mundo para los niños y niñas en 2050. Los escenarios son posibles resultados, no predicciones.
Extremos climáticos: el análisis establece un umbral a partir del cual un fenómeno climático -como una ola de calor o la crecida de un río- se considera «extremo». Por ejemplo, una crecida fluvial se considera extrema si sus niveles de agua superan los que se alcanzaban una vez cada 100 años durante la era preindustrial. Los umbrales se basan en la literatura científica.
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