Telefónica SA

01/14/2025 | Press release | Distributed by Public on 01/14/2025 10:11

Inclusión Digital en América Latina: Camino Hacia la Equidad y el Progreso

La inclusión digital no es solo un ideal deseable; es una condición imprescindible para el desarrollo sostenible y equitativo en América Latina y el Caribe, la región más desigual del mundo. Aquí, el 10% más rico de la población tiene ingresos 12 veces mayores que el 10% más pobre, y uno de cada cinco habitantes es clasificado como pobre, según el BID (2024), aunque en algunos países esta proporción es considerablemente más alta.

En este contexto de profundas desigualdades, el acceso a la conectividad y el desarrollo de competencias digitales tienen el potencial de transformar vidas, economías y sociedades enteras.

Durante el Segundo Encuentro por la Inclusión Digital, que se llevó a cabo el 21 de octubre en Bogotá Colombia, expertos, líderes y agentes de cambio reflexionaron sobre los caminos posibles hacia una región más conectada y equitativa, destacando el poder transformador de la colaboración y la innovación como pilares para reducir brechas históricas y construir un futuro más justo para todas las personas.

La conectividad como base del progreso

En una región donde más de 225 millones de personas aún no tienen acceso a Internet móvil, la conectividad sigue siendo el primer paso hacia la inclusión digital. Sin embargo, avanzar en el cierre de esta brecha no se limita a la cobertura. Es igualmente crucial habilitar a las comunidades para que puedan hacer uso efectivo de esta tecnología. De acuerdo con la GSMA (2024), de las 225 millones de personas desconectadas, 45 millones viven en áreas sin cobertura, predominantemente rurales, mientras que 181 millones, a pesar de tener cobertura, no acceden a los servicios debido a barreras como la falta de habilidades digitales.

A pesar de los avances significativos, como el despliegue de más de 2,500 sitios 4G en zonas rurales de Perú a través de la iniciativa Internet para Todos (IpT), la realidad es que muchas comunidades aún enfrentan obstáculos importantes para conectarse al mundo digital. Desde su inicio en 2019, IpT ha proporcionado servicio y conectividad a más de 3.7 millones de peruanos en zonas rurales que antes no tenían cobertura, brindando servicio a más de 18,700 localidades hasta septiembre de 2024. Esta iniciativa evidencia la importancia de abordar la brecha de conectividad con una visión integral, que no solo expanda la cobertura, sino que también dote a las comunidades de las habilidades necesarias para aprovechar las oportunidades del mundo digital.

Esta desconexión no es uniforme. Mientras algunas zonas rurales carecen completamente de infraestructura, otras áreas cuentan con cobertura pero enfrentan retos más complejos, como la falta de asequibilidad y habilidades digitales. Como destacó César Martín Moreno, Ministro de Telecomunicaciones de Ecuador, iniciativas como los puntos digitales gratuitos han demostrado que la tecnología puede ser una herramienta de inclusión efectiva, pero es necesario ir más allá. La conectividad debe integrarse en un ecosistema que también aborde las desigualdades sociales y económicas subyacentes.

Mauricio Agudelo, Director de Transformación Digital de la CAF, durante el Segundo Encuentro por la Inclusión Digital, recordó que cerrar la brecha de cobertura es solo el primer paso. Para que la conectividad sea realmente transformadora, es necesario enfocarse en las brechas de uso, trabajando en programas de alfabetización digital y en modelos sostenibles que aseguren que las comunidades más vulnerables puedan aprovechar plenamente las oportunidades que ofrece la tecnología.

La digitalización como motor de desarrollo productivo

La tecnología no solo conecta personas; también tiene el poder de transformar sectores enteros y de impulsar el desarrollo económico inclusivo. En sectores como la agricultura, la energía y el comercio, la digitalización puede marcar una diferencia significativa.

Por ejemplo, en América Latina, "el sector de agua y saneamiento emplea apenas un 1,02% de insumos digitales intermedios, como software, sensores y servicios de telecomunicaciones, muy por debajo del 3,11% en economías avanzadas. México destaca con un 2,27% y Chile con un 1,20%, mostrando avances en eficiencia mediante automatización y análisis de datos. En contraste, el sector agrícola utiliza solo un 0,30%, con ejemplos como el 0,17% en Argentina y el 0,46% en Brasil, evidenciando importantes oportunidades para impulsar la productividad con tecnologías digitales" (CEPAL,2024)

Sin embargo, este potencial sigue estando limitado por barreras estructurales. Por ejemplo, a pesar de representar el 99% del total de las empresas de América Latina, según datos de la OCDE, y ser las principales generadoras de empleo en la región, la disponibilidad de sitio web de estas sigue siendo menor en comparación a las grandes empresas, con diferencias de más de 20 puntos porcentuales sobre el total de empresas. Como señaló Edgar Cabañas, Oficial Principal de Inversiones del BID Invest, superar esta barrera requiere una combinación de inversión en infraestructura, marcos regulatorios flexibles y programas que fomenten la adopción tecnológica en las pequeñas empresas.

El mensaje fue claro: la digitalización del tejido productivo debe ser inclusiva y sostenible, asegurando que los beneficios no se concentren en unos pocos, sino que lleguen a las comunidades más desfavorecidas. Esto solo será posible mediante un enfoque colaborativo entre sectores público y privado.

Habilidades digitales: el puente hacia una verdadera inclusión

El acceso a la tecnología no tiene sentido si las personas no cuentan con las competencias necesarias para utilizarla. La brecha de habilidades digitales es un obstáculo crítico que afecta no solo la empleabilidad, sino también la capacidad de las personas para participar plenamente en la sociedad digital.

Luis Prendes, Director General de la Fundación Telefónica, enfatizó la importancia de las iniciativas educativas no formales, que están ayudando a cerrar estas brechas en zonas rurales y entre poblaciones vulnerables. Estas iniciativas no solo mejoran la empleabilidad, sino que también empoderan a las comunidades para utilizar la tecnología como una herramienta de cambio social.

Un ejemplo de esta reflexión es Conecta Empleo, un programa de formación digital gratuito impulsado por la Fundación Telefónica desde 2016. Desarrollado en España y en 8 países de Hispanoamérica, este programa tiene como objetivo mejorar las competencias digitales, tanto de personas desempleadas como de aquellas que deseen fortalecer su formación o aumentar su empleabilidad. Con iniciativas como esta, se busca no solo reducir la brecha digital, sino también fomentar la inclusión social y económica de las comunidades más vulnerables, generando un impacto positivo a largo plazo.

Andreas Schleicher, Director de Educación y Habilidades de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presentó un panorama preocupante durante el Segundo Encuentro por la Inclusión Digital: en América Latina, solo el 30% de la población adulta tiene competencias digitales básicas, en comparación con el 80% en países desarrollados. Además, la brecha de género en el uso de Internet, actualmente en un 15%, refleja desigualdades más profundas que limitan la participación económica de las mujeres.

Schleicher advirtió que «la inteligencia artificial no va a reemplazar a las personas, sino que las personas con habilidades para utilizar la IA van a sustituir a todas aquellas que luchan con la transición digital», destacando que el verdadero desafío no es el acceso a la tecnología, sino la capacidad de aprovechar todo su potencial. Este escenario evidencia la necesidad urgente de fortalecer las competencias digitales en la región, no solo para reducir las desigualdades existentes, sino también para garantizar la inclusión de mujeres y otros grupos vulnerables en la economía digital emergente.

Carlos Raúl Yepes, Consejero de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), destacó que la educación en línea puede ser una herramienta transformadora, especialmente para poblaciones que enfrentan barreras geográficas o laborales. Este tipo de educación, flexible y accesible tiene el potencial de democratizar el acceso a oportunidades, llevando conocimiento a quienes más lo necesitan.

La inclusión como valor esencial

La tecnología tiene el potencial de convertirse en un poderoso habilitador de la justicia social, especialmente en el marco de la inclusión digital. No se trata solo de conectividad, sino de transformar la vida de las personas a través del acceso equitativo a oportunidades de educación, empleo y bienestar social.

Conectarse para Crecer (CpC) de Colombia, es una muestra de ello. CpC son premios dirigidos a mujeres rurales que han encontrado en la tecnología, las telecomunicaciones y las herramientas digitales, un vínculo para mejorar la calidad de vida de sus comunidades, especialmente en zonas rurales, implementando soluciones que contribuyen al bienestar y desarrollo de capacidades a través del uso de las TIC.

La premiación de la Conectarse para Crecer en su categoría Mujer Emprendedora Rural se desarrolló en el marco del Segundo Encuentro por la Inclusión Digital, el pasado 21 de octubre. Las ganadoras de las categorías recibieron un apoyo económico, además de beneficios en formación y acompañamiento en el ecosistema emprendedor gracias a aliados como la Universidad del Rosario, la Corporación Colombia Internacional y el Banco Agrario de Colombia.

La importancia de la tecnología también se refleja en las historias de personas como Teresa Perales, nadadora paralímpica y embajadora de Telefónica, quién fue invitada al Segundo Encuentro por la Inclusión Digital. Teresa señaló que: «La tecnología me ayuda a estar y moverme en el mundo. La inclusión digital es absolutamente necesaria en la época en la que vivimos y debemos ser capaces de ofrecerla a todos». Su testimonio resalta cómo la tecnología puede eliminar barreras y habilitar una mayor participación en la sociedad.

Asimismo, Juan José Florián, ciclista paralímpico y embajador de Telefónica Movistar Colombia, quien junto a Teresa dio su perspectiva sobre el valor de la tecnología, agregó: «Es innegable que la tecnología ha transformado mi vida de manera positiva, pero aún queda mucho por hacer. El secreto está en conocer las necesidades de las personas con discapacidad, para ofrecer cada día más opciones que nos permitan avanzar hacia una sociedad más inclusiva». Estas experiencias personales muestran el impacto directo que puede tener la tecnología cuando se diseña y utiliza con un enfoque inclusivo.

Estos ejemplos evidencian que la tecnología, cuando se aplica con una perspectiva de justicia social, puede cerrar brechas críticas en educación, equidad de género y acceso a oportunidades económicas.

Un compromiso colectivo hacia el futuro

La inclusión digital no se trata solo de acceso a Internet, sino de acceso a oportunidades. Las discusiones y reflexiones del Segundo Encuentro por la Inclusión Digital dejaron claro que estamos en un momento crucial para cerrar las brechas que aún dividen a nuestra región.

El camino hacia una genuina inclusión digital requiere más que inversiones en infraestructura; necesita políticas públicas audaces, una evolución en el modelo de regulación de las telecomunicaciones e incentivos para la colaboración y la creación de alianzas entre actores públicos y privados. Esta sinergia es esencial para atraer inversiones sostenibles a la región y avanzar en el cierre de las brechas digitales.

Solo a través de un esfuerzo colectivo se podrá garantizar una inclusión digital auténtica y transformadora. Es hora de asumir este desafío con determinación. La tecnología tiene el poder de transformar sociedades, pero solo si la usamos para conectar a las personas de manera significativa, respetando y valorando la diversidad que nos define como región.

El futuro digital de América Latina está en nuestras manos. Construyámoslo juntos. Porque cuando garantizamos que nadie quede atrás, no solo avanzamos como individuos; crecemos como una sociedad más justa, resiliente y unida. ¿Estás listo para ser parte del cambio?