El Pueblo Awá: Guardianes del Camino Sagrado. La OIT Impulsa la cultura y tradición de las comunidades en las regiones.

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Proyecto

Raíces en la Montaña y Sabiduría de los Mayores

Gelpud Reineiro Victoriano nació hace 65 años en La Guayacana, una pequeña localidad en las tierras de Tumaco, Nariño. Su infancia fue un tiempo de tierra y manos trabajadoras, cuando debía ayudar a su familia en la faena desde que tiene memoria. Recuerda con cariño y sacrificio aquellos días duros, marcados por madrugadas al pie de la tierra, mientras aprendía de los mayores los tiempos sagrados de la siembra. La tierra fue su escuela, su primera maestra, y un tío fue quien le mostró el arte de la agricultura, enseñándole a leer en las estaciones y a entender los secretos de la montaña.

A los 15 años, Gelpud dejó Nariño para buscar su destino en el Putumayo, donde su vida tomó rumbo hacia la defensa de su comunidad Awá. Con el tiempo, llegó a ocupar el rol de Consejero Mayor del resguardo La Cabaña. Hoy, vive solo con su esposa. Sus cuatro hijos, aunque viven aparte dentro del resguardo, son parte de ese legado de raíz y tradición: cada uno tiene su propia chagra, un huerto que nutre a la familia y mantiene vivas las costumbres de los ancestros.

La Misión del Consejero Mayor y la Sabiduría del Yagé

Gelpud recuerda las enseñanzas de los taitas, sabios que resguardan el conocimiento del yagé, una medicina sagrada que conecta a los Awá con su cosmovisión y con los espíritus de la naturaleza. "El yagé es nuestro mundo sagrado, un vínculo con la madre tierra que debemos honrar y respetar", comenta con solemnidad. En cada ceremonia, los mayores observan atentamente a los jóvenes, buscando entre ellos al próximo guardián de estos saberes ancestrales. Es el taita quien decide, quien ve en los ojos de otro la devoción y la voluntad para recibir el don de la medicina. Gelpud, como Consejero Mayor, protege esa conexión sagrada y asegura que la sabiduría de los taitas siga siendo el pilar espiritual de su gente.

Desde su rol de líder, Gelpud trabaja en proyectos que aseguren la autosuficiencia de la comunidad. Con el programa La Comunidad: Mi Causa, los Awá a través de sus perfiles productivos están revitalizando sus chagras, -la chagra es un espacio de las comunidades indígenas para cultivar, pero va más allá de dar alimento, todo lo que allí se cultiva tiene alguna relación con su cultura y tradición- sembrando cacao, plátano, yuca y árboles frutales.

"No queremos perder lo que nos enseñaron los mayores. Volvemos a sembrar la huerta, para no depender de comprar lo que nuestra propia tierra puede darnos", comenta Gelpud. Aunque la producción es suficiente solo para el consumo, este retorno a la agricultura reafirma su vínculo con la tierra y fortalece la identidad del resguardo ya que se puede perder.

La Niñez y el Futuro

Gelpud observa a los niños del resguardo con la esperanza de que ellos también aprendan a leer la tierra y a entender la vida en la montaña. "No quiero que sufran lo que muchos sufrimos", reflexiona. Cada familia en La Cabaña es un nudo en el tejido comunitario, y Gelpud trabaja para asegurar que los jóvenes encuentren en su cultura y en la agricultura un camino digno. "El que no tiene esta raíz se va, coge su trocha y se va lejos", dice, consciente de los riesgos que enfrentan los jóvenes cuando no encuentran su lugar en la comunidad. Con el apoyo del programa La Comunidad: Mi Causa muchos ahora estudian temas relacionados con el campo, dándoles la oportunidad de regresar y contribuir a su tierra.

Un Mensaje para el Futuro

Desde su rol de Consejero Mayor, Gelpud se mantiene atento a cada problema, sentado con los cabildantes del resguardo y escuchando al consejero menor, quien le trae las problemáticas de la comunidad. "El cambio de liderazgos a veces nos afecta, pero debemos mantenernos firmes para dar el ejemplo a otros resguardos", afirma. Su compromiso es asegurar la continuidad de cada esfuerzo y agradece profundamente al Ministerio del Trabajo y a la OIT, cuya ayuda ha permitido que su gente siga cultivando, en todos los sentidos, las raíces que los sostienen.

En el atardecer del Putumayo, Gelpud sabe que sus pasos no han sido en vano. La tierra vuelve a dar frutos, y su comunidad se fortalece en la unidad. Con cada planta que crece y con cada joven que se une, los Awá de La Cabaña siguen el camino ancestral, mirando al futuro con esperanza.

"Mientras tengamos nuestras tradiciones y nuestra tierra, tendremos siempre un camino. Porque somos Awá: la gente de la montaña que nunca se rinde."

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