07/17/2025 | Press release | Archived content
Detrás de cada política e intervención que mejora los resultados de los servicios de salud sexual y reproductiva y el acceso a ellos hay investigación. Y detrás de esa investigación, debe haber personal investigador capacitado. Cuando las decisiones se basan en datos, los sistemas de salud actúan con mayor eficacia, los servicios mejoran y se respetan los derechos.
Los centros regionales de la Alianza HRP han demostrado lo que significa reforzar de forma sostenible la capacidad de investigación en salud y derechos sexuales y reproductivos. Esta Alianza, que es coordinada por el Programa Especial de las Naciones Unidas de Investigaciones en Reproducción Humana, reúne a siete centros regionales que actúan como catalizadores del conocimiento, la colaboración y la innovación con el objetivo de promover la salud y los derechos de todas las personas.
Desde su creación en 2017, los centros de la Alianza HRP han capacitado a investigadores e instituciones locales mediante formación, mentoría, becas y apoyo institucional. Además, les han permitido actuar adaptándose a cada contexto ante algunos de los desafíos más urgentes en el ámbito de la salud y los derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo. En las siete experiencias que se presentan a continuación se muestran los beneficios de la investigación dirigida a nivel local en el marco de esta iniciativa y cómo han contribuido a lograr avances en todo el mundo.
En el Brasil, el centro para la Región de las Américas, ubicado en el Centro de Pesquisas em Saúde Reprodutiva de Campinas (CEMICAMP), respondió a la crisis migratoria venezolana capacitando a personal investigador de toda la región para estudiar las necesidades de salud y derechos sexuales y reproductivos de las personas desplazadas. Los resultados de sus estudios sobre el acceso a la atención, el tratamiento de la infección por el VIH y la violencia sexual ayudaron a subsanar una importante carencia de datos, lo que permitió obtener información sobre las necesidades de estos grupos de mejor calidad y más centrada en ellos.
En Burkina Faso, el centro para la África francófona, con sede en el Institut de Recherche en Sciences de la Santé (IRSS), está creando un centro regional de datos y capacitación. Cincuenta egresados de sus programas de maestría y doctorado lideran hoy actividades de investigación y salud pública en África Occidental y Central. Sus estudios sobre anticoncepción tras el parto y atención materna están orientando las estrategias de salud.
En Ghana, el centro para el África anglófona, cuya sede se encuentra en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Ghana, puso en marcha un programa conjunto de maestría con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Este programa se basa en años de inversión de la Alianza HRP para formar a un gran número de investigadores cualificados en salud y derechos sexuales y reproductivos. Muchos egresados han pasado a dirigir unidades nacionales en este ámbito y han contribuido a realizar importantes estudios sobre la calidad de los servicios y la atención materna en la adolescencia.
En Kenya, el centro del Centro Africano de Investigación sobre Población y Salud (APHRC) estableció un programa de formación para ayudar al personal investigador y de salud a reflexionar sobre sus creencias personales y sobre el modo en que estas pueden influir en su labor en temas delicados como el aborto, la sexualidad o el VIH. Este modelo, denominado formación en clarificación de valores y modificación de actitudes, se está adoptando en todo el continente.
En el Pakistán, el centro para la Región del Mediterráneo Oriental, ubicado en la Universidad Aga Khan, trabajó directamente con hospitales durante la pandemia de COVID-19, formando a investigadores e influyendo en las prácticas de atención a las madres, incluida la adopción de herramientas para detectar la sepsis materna. Su enfoque de adaptación vinculado a los hospitales se considera ahora un modelo de investigación con capacidad de respuesta frente a las emergencias.
En Tailandia, el centro para la Región de Asia Sudoriental, radicado en la Universidad de Khon Kaen, centró sus esfuerzos en Myanmar, donde formó a un núcleo de investigadores para generar datos en un contexto frágil. Los trabajos de estos investigadores sobre atención de la maternidad respetuosa y tamizaje del cáncer de cuello uterino están ayudando a formular políticas de salud materna destinadas a mejorar la calidad de la atención, reducir el maltrato durante el parto y ampliar el acceso a servicios de tamizaje que salvan vidas.
En Viet Nam, el centro para la Región del Pacífico Occidental, ubicado en la Universidad de Medicina de Hanoi, incorporó una especialización en salud y derechos sexuales y reproductivos dentro de su programa de Maestría Internacional en Salud Pública, con lo que dotó a los investigadores de herramientas para abordar cuestiones relacionadas con la salud de los adolescentes y la violencia de género. Los estudiantes manifestaron haber mejorado sus capacidades de análisis de datos, revisión bibliográfica y exposición de estudios, y varios de ellos pasaron a trabajar en instituciones nacionales de salud, incluido el Ministerio de Salud.
Estas experiencias muestran cómo trabaja cada centro adoptando su propio enfoque. Algunos dan prioridad a las vías académicas formales, mientras que otros fomentan la mejora de las competencias mediante cursos breves, mentorías o investigación sobre la aplicación práctica. Pero todos comparten el mismo objetivo: instaurar ecosistemas de investigación sostenibles y dirigidos desde las regiones que respondan a las necesidades locales.
Porque cuando los investigadores se forman y reciben mentoría localmente, y cuando cuentan con apoyo para formular las preguntas adecuadas, los sistemas de salud responden con más eficacia, mejoran los servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos y se respetan los derechos, las decisiones y la dignidad de las personas.