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01/08/2025 | Press release | Distributed by Public on 01/08/2025 10:45

Habilidades de ciudadanía global en la educación: ¿Qué significa la alfabetización cívica en la era de la desinformación


Por Dr. Jannie Lilja, Directora de Estudios en Investigación para la Paz y el Desarrollo, y Ester Tottie, Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI)

La desinformación puede tener una serie de impactos destructivos. Las mentiras sobre las consecuencias perjudiciales de las vacunas pueden afectar negativamente la salud pública. La desinformación puede erosionar la confianza en el Estado, en los procesos políticos y polarizar a la sociedad. La información falsa puede incitar a la violencia. Lo que está en juego es un gobierno responsable y representativo.

La desinformación es más que "noticias falsas". Se trata de todo el entorno informativo en el que las personas se encuentran. Este abarca desde noticias hasta entretenimiento, rumores, sátiras y teorías de conspiración. Gran parte de esto se transmite en plataformas de redes sociales a través de imágenes, textos, videos y clips de audio. Su naturaleza evolutiva está impulsada por el rápido desarrollo tecnológico. La desinformación puede definirse como información falsa con la intención de causar daño. La desinformación a menudo está cargada emocionalmente para aumentar la propensión de las personas a creer en el mensaje y a transmitirlo involuntariamente a otros.

¿Cuál es el papel de la educación en los esfuerzos por contrarrestar la desinformación?

Existen dos enfoques básicos para contrarrestar la desinformación: de arriba hacia abajo (top down) y de abajo hacia arriba (bottom up).

Las medidas de arriba hacia abajo incluyen varios tipos de medidas regulatorias o políticas. Muchas de ellas buscan controlar o restringir los flujos de información. Dichas medidas también pueden consistir en incentivar ciertos comportamientos. Por ejemplo, a través de arquitecturas en línea cuidadosamente diseñadas, las plataformas de redes sociales pueden ofrecer advertencias, correcciones o estimulos para hacer que los individuos consideren deliberadamente y evalúen el contenido antes de compartirlo, calificarlo o comentarlo. Otra medida de política de arriba hacia abajo es hacer obligatoria la alfabetización mediática en los planes de estudio escolares. Esta es una opción utilizada por un número creciente de gobiernos.

Las medidas de abajo hacia arriba pueden llamarse "que mejoran la alfabetización". Estas medidas están dirigidas a dotar a las personas de una capacidad latente para identificar la desinformación. Las escuelas y otras instituciones educativas tienen un papel vital que desempeñar. Las modalidades de capacitación pueden variar desde la enseñanza en el aula hasta módulos en línea. Los niños y jóvenes en la educación formal son grupos objetivo importantes de estas intervenciones. Los enfoques pragmáticos incluyen la integración de la alfabetización mediática y de la información en otras asignaturas escolares. Por ejemplo, en Finlandia, los niños aprenden sobre la desinformación desde una edad temprana. La preparación generalizada y la capacidad para detectar errores gramaticales en los mensajes en línea llevaron a la rápida detención de una campaña de desinformación patrocinada por fuerzas extranjeras durante el proceso de adhesión de Finlandia a la OTAN.

¿Qué significa la alfabetización cívica en la era de la desinformación?

Existen debates sobre los tipos específicos de alfabetización cívica necesarios para hacer frente al entorno de desinformación actual. Se han realizado intentos de comparar los méritos relativos de la alfabetización mediática, la alfabetización digital y la alfabetización informativa. Otros ponen más énfasis en el papel de la ciudadanía, como se refleja en los estudios sobre alfabetización mediática cívica, alfabetización en redes sociales cívica y alfabetización cívica en datos.

Lo que está claro es que se necesitan conocimientos y habilidades de diferentes tipos para que los ciudadanos se mantengan al día con el creciente volumen tanto de información falsa como auténtica. Un estudio reciente de Lilja, Eklund y Tottie (2024) encuentra que no existe un entendimiento común sobre qué es la desinformación, pero también que no hay una comprensión clara de lo que constituye información auténtica. Sin embargo, la mayoría de las personas reconoce su falta de conocimientos y habilidades y desea mejorar.

También está claro que los sistemas educativos y las escuelas deben desempeñar un papel central en garantizar que cada niño y adolescente desarrolle alfabetización cívica. Se requiere un conjunto amplio de habilidades cognitivas, autoconocimiento emocional y conocimientos técnicos para que los ciudadanos puedan navegar por los enormes flujos de información verdadera, falsa e irrelevante. Las personas deben ser capaces de detectar mentiras, pero también deben ser capaces de confiar en la información auténtica. La capacidad discriminatoria para separar lo falso de lo real es clave.

Conclusiones y formas de avanzar

1.La desinformación es más de lo que pensamos. La rápida evolución del panorama de la desinformación está impulsada por nuevos desarrollos tecnológicos combinados con estrategias creadas por los seres humanos. La desinformación va más allá de las noticias falsas e incluye todo el entorno informativo. La exposición continua a la desinformación puede afectar subconscientemente el juicio de los individuos.

2. La alfabetización cívica en la era de la desinformación también es más de lo que pensamos. La alfabetización cívica hoy es extremadamente exigente. Se necesita un conjunto muy amplio de habilidades y conocimientos para que una persona actúe como un ciudadano responsable. Se requiere conocimiento de cómo identificar tanto la desinformación como la información confiable.

3. Se necesitan medidas urgentes y concertadas de una variedad de actores, y los educadores desempeñan un papel central. Enseñar a los niños y jóvenes las habilidades de alfabetización cívica es necesario. Sin embargo, los adultos fuera del sistema educativo formal son una parte olvidada de la población que también necesita la atención de los educadores. Los esfuerzos en línea y fuera de línea, adaptados y atractivos, dirigidos a diferentes grupos, serán fundamentales.

Es necesario un enfoque intersectorial y conjunto para contrarrestar las fuerzas que desinforman, dividen y, en última instancia, intentan desmantelar la democracia.