UNHCR - Office of the United Nations High Commissioner for Refugees

10/08/2025 | Press release | Distributed by Public on 10/07/2025 18:47

De la apatridia a la ciudadanía: la historia de Amida y los logros históricos de Macedonia del Norte

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Es un cálido día de verano en el pequeño pueblo de Gradsko, en Macedonia del Norte, Amida Demiri está ocupada en la pequeña cocina de su casa. Sus activos nietos corren divertidos de una habitación a otra y salen al patio, donde sus propias casas están a solo unos pasos. Para Amida, tener una familia tan unida es su mayor fuente de felicidad. A sus 55 años, recientemente ha recibido su documento de identidad oficial y la ciudadanía, un hito para un país al que ha llamado hogar toda su vida. Con sus nuevos documentos en mano, el rostro de Amida se ilumina con una brillante sonrisa, incapaz de contener su felicidad.

Es un cálido día de verano en el pequeño pueblo de Gradsko, en Macedonia del Norte, Amida Demiri está ocupada en la pequeña cocina de su casa. Sus activos nietos corren divertidos de una habitación a otra y salen al patio, donde sus propias casas están a solo unos pasos. Para Amida, tener una familia tan unida es su mayor fuente de felicidad. A sus 55 años, recientemente ha recibido su documento de identidad oficial y la ciudadanía, un hito para un país al que ha llamado hogar toda su vida. Con sus nuevos documentos en mano, el rostro de Amida se ilumina con una brillante sonrisa, incapaz de contener su felicidad.

"Pasé la mayor parte de mi vida sin nacionalidad", recuerda. "Sin identificación, sin nacionalidad y sin pasaporte, me sentía como si estuviera encerrada, encarcelada. No podía viajar ni siquiera a las ciudades cercanas. Todos los demás se movían, pero yo me quedaba quieta".

Durante décadas, Amida vivió como si no existiera. Sus padres, que vinieron de Kosovo* para trabajar, cruzaron las fronteras de lo que entonces era Yugoslavia. El camino hacia la ciudadanía fue largo y lleno de dificultades. En algún momento, la multaron por presentar un documento de identidad yugoslavo caducado a las autoridades. Después de someterse a una cirugía de bypass cardíaco, se enfrentó a la tarea imposible de pagar los medicamentos que le salvaban la vida porque no tenía cobertura médica. Pero el dolor más profundo se produjo cuando no pudo visitar a su hermana en Suecia durante una emergencia familiar. "Me sentí sola, como si nunca hubiera tenido padres", recuerda con voz llena de tristeza.

Durante décadas, miles de personas en Macedonia del Norte vivieron en la sombra de la apatridia, atrapadas en las grietas que dejó la desintegración de la República Federal Socialista de Yugoslavia en 1991. Las personas tuvieron que registrarse formalmente en uno de los seis países sucesores, un proceso complejo para muchos que habían pasado su vida cruzando las fronteras internas de la federación por motivos laborales, matrimoniales o familiares. Otros procedían de matrimonios mixtos o habían nacido en el territorio de un país, pero llevaban mucho tiempo residiendo en otro. De repente, sus vidas, establecidas hacía tiempo, ya no se ajustaban a las nuevas leyes de ciudadanía.

Sin embargo, gracias a la incansable labor de defensa de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y su socio local, la Asociación de Jóvenes Abogados de Macedonia (MYLA, por sus siglas en ingles), así como a las decisivas reformas legales del Gobierno y el Parlamento de Macedonia del Norte, en 2025 el país se convirtió en el primero de la región en resolver todos los casos de apatridia relacionados con la disolución de la antigua Yugoslavia.

Para Amida, este resultado positivo fue fruto de años de perseverancia. En 2012, conoció a Aleksandra Efremova, una abogada de la MYLA, quien se hizo cargo de su caso y probó todas las opciones para ayudar a Amida a conseguir su derecho humano fundamental: el derecho a una nacionalidad. "Había llorado y suplicado en las instituciones, pero no pasó nada", cuenta Amida. Tras años de esfuerzos, solo con las enmiendas de 2021 a la Ley de Ciudadanía fue finalmente posible resolver todos los casos de la era yugoslava. Entonces, una llamada telefónica cambió su vida. "Aleksandra me llamó y me dijo: 'Vas a volverte ciudadana'. Lloré de felicidad. Ella prolongó mi vida".

El día en que finalmente obtuvo la nacionalidad (en noviembre de 2023), Amida estaba temblando. "Me sentí como si hubiera nacido de nuevo. Por primera vez, podía soñar con viajar, con ver a mi hermana. Sentí que el cielo se abría sobre mí".

Desde 2001, casi 20.000 personas apátridas han obtenido la ciudadanía en Macedonia del Norte. En 2021, las enmiendas a la Ley de Ciudadanía proporcionaron una solución legal para quienes vivían sin nacionalidad desde la disolución de Yugoslavia. Durante el verano de 2025, las autoridades confirmaron que ninguna persona en el país seguía siendo apátrida como consecuencia de la desintegración de Yugoslavia. Para las últimas 317 personas que habían vivido en un limbo legal desde la independencia, la ciudadanía les ha aportado dignidad y seguridad. Sin embargo, aún quedan algunos retos por resolver. La apatridia no se ha erradicado por completo: 147 personas, en su mayoría niñas y niños, siguen sin tener ciudadanía debido a la falta de registro de nacimiento. Los avances logrados son notables, pero es esencial la prevención y la creación de un procedimiento sólido para determinar la apatridia.

"La reducción de la apatridia en Macedonia del Norte es el resultado de años de estrecha cooperación entre las instituciones estatales, ACNUR, las organizaciones internacionales, la sociedad civil, los medios de comunicación y el mundo académico, lo que garantiza que nadie se quede atrás. Al resolver todos los casos de la era yugoslava, el país ha establecido un punto de referencia para los Balcanes Occidentales y ahora es un ejemplo mundial para otros", Gabriel Gualano de Godoy, Representante de ACNUR en Macedonia del Norte.

Amida junto a su familia. Durante más de 50 años, vivió sin nacionalidad, sin poder viajar, acudir al médico libremente o incluso tener un documento de identidad. "Me sentía prisionera, como encerrada, mientras todos los demás eran libres de viajar".

© ACNUR/Ljubinka Brashnarska

Para Amida, el momento en que recibió su ciudadanía le cambió la vida y fue más que un simple estatus legal. Con acceso a seguridad social, por fin pudo pagar los medicamentos que le permiten mantenerse sana. Pudo solicitar un pasaporte y, por primera vez en su vida, visitar a su hermana en el extranjero. "Estoy en la luna", afirma con una amplia sonrisa. "Soy la mujer más feliz. Me siento como si estuviera flotando en el cielo".

Su felicidad tiene sus raíces en su familia. A sus 55 años, es una orgullosa abuela rodeada de hijos y nietos que ya no se enfrentan a la incertidumbre jurídica que ella soportó. Ahora, con su nuevo documento de identidad en mano, Amida puede celebrar cosas que otros dan por sentadas: visitar a sus familiares, recibir cuidados y dejarse sorprender con un viaje de cumpleaños organizado por su nuera. Son alegrías que antes creía inalcanzables.

"A otras personas que no tienen nacionalidad, les diría: nunca pierdan la esperanza. Yo renací cuando me volví ciudadana".

Para Amida, la nacionalidad es mucho más que un pedazo de papel: es una puerta hacia la dignidad, la pertenencia y la libertad con la que siempre soñó. Su trayectoria refleja su triunfo personal, pero también la resiliencia de otras miles de personas apátridas en el mundo, que siguen luchando por el reconocimiento y la inclusión.

* Todas las referencias a Kosovo deben entenderse en el contexto de la Resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

UNHCR - Office of the United Nations High Commissioner for Refugees published this content on October 08, 2025, and is solely responsible for the information contained herein. Distributed via Public Technologies (PUBT), unedited and unaltered, on October 08, 2025 at 00:47 UTC. If you believe the information included in the content is inaccurate or outdated and requires editing or removal, please contact us at [email protected]