11/13/2024 | News release | Archived content
"Estaba en segundo año de primaria cuando un pariente mayor me tocó el pecho mientras me tenía en su regazo. Sabía que estaba mal, pero no se lo dije a mi madre", relata Salma Sultana Sumi*, estudiante de una universidad pública de Bangladesh. "Durante años tuve miedo de los hombres y evitaba las reuniones familiares. De hecho, todavía llevo un exacto (una pequeña navaja) en el bolso".
El acoso sexual puede implicar cualquier conducta de naturaleza verbal, no verbal o física, incluidas las comunicaciones escritas y electrónicas. Puede adoptar diversas formas, desde miradas y palabras hasta el contacto físico de carácter sexual, y repercutir en la vida de las mujeres y niñas todos los días y en todas partes, al limitar su libertad de circulación y su seguridad.
Según el último informe La mujer, la empresa y el derecho, aunque 151 países cuentan ya con leyes contra el acoso sexual en el lugar de trabajo, no son tantos los que disponen de leyes que aborden el acoso sexual en las instituciones educativas (75), en los espacios públicos (39) y en línea (75). Además, 98 países carecen de una legislación completa sobre acoso sexual que incluya sanciones penales o recursos civiles.
En 2021, la Asociación de abogadas de Bangladesh analizó los casos denunciados para demostrar que el 84 por ciento de las mujeres sufren acoso sexual en el lugar de trabajo y en espacios públicos, como escuelas, centros de trabajo, calles y transporte público e incluso en el hogar. Esta organización calcula que son muchas más las mujeres que sufren acoso sexual en Internet.
Aunque el Tribunal Superior de Bangladesh emitió en 2009 una directiva histórica para prevenir el acoso sexual en lugares de trabajo y escuelas, los incidentes siguen siendo generalizados y se consideran algo normal.
Sumi narró cómo los estudiantes mayores y los profesores suelen dejar comentarios inapropiados en las redes sociales de ella, haciéndola sentir incómoda e insegura.
"Una vez, pedí a un profesor que revisara mis calificaciones, y me citó a las 6 de la tarde en su despacho. No acudí", recuerda. "Entonces me pidió que nos viéramos a las 8 de la mañana del día siguiente, cuando el campus está casi vacío, así que fui con mis amigas. Aquello no pareció gustarle. Quizá no tenía malas intenciones pero, ¿cómo podía yo estar segura? Prefiero prevenir que lamentar".
Sumi y sus amigas desean que los esfuerzos se centren en cambiar la mentalidad de los hombres, las familias y las instituciones, para que dejen de normalizar el acoso sexual contra las mujeres.
Sabina Ali*, profesora y parte del Comité de denuncias por acoso sexual de una universidad privada de Daca, comparte ese punto de vista. "Desde que creamos el Comité en 2017, recibimos alrededor de ocho o diez denuncias cada año", manifiesta. "Cada semestre organizamos charlas sobre el papel del comité, realizamos sesiones de iniciación para nuevos integrantes del profesorado y organizamos talleres para el personal no docente".
Señala que la mayoría de los casos denunciados tienen lugar en Internet. "Podemos expulsar del campus a los agresores, pero ¿cómo podemos estar seguros de que no reincidirán fuera de él o en su nuevo lugar de trabajo?".
Desde 2009, Bangladesh Mahila Parishad (BMP), una organización de mujeres sin fines de lucro y socia de ONU Mujeres, aboga por que se promulgue una ley que aborde el acoso sexual en los lugares de trabajo y las instituciones educativas. Masuda Rosy, veterana activista feminista de BMP, ha participado en la redacción del proyecto de ley y se dedica a apoyar a mujeres jóvenes y niñas que sufren violencia, malos tratos y acoso.
"La violencia contra las mujeres está tan normalizada en nuestra sociedad que el acoso sexual no suele considerarse delito", afirma Rosy. "Sin una ley formal, es difícil poner a los agresores a disposición de la justicia. Con el apoyo de ONU Mujeres, y junto con otros organismos de las Naciones Unidas y organizaciones aliadas de la sociedad civil, contribuimos a redactar el proyecto de ley de prevención y protección contra el acoso sexual, en el que se define el acoso, se describen los pasos a seguir para denunciarlo y se incluyen sanciones como multas, suspensión del puesto de trabajo o despido".
Se trata del primer proyecto de ley sobre el acoso sexual que ha contado con la implicación conjunta de la sociedad civil y de diferentes organismos de las Naciones Unidas. El proyecto de ley se remitió al Ministerio de Asuntos de la Mujer y la Infancia para su consulta y publicación.
ONU Mujeres apoya al Gobierno de Bangladesh y a las organizaciones de la sociedad civil en la promulgación de la nueva ley para garantizar la seguridad de las mujeres y niñas. "Debemos romper el silencio en torno al acoso sexual en los lugares de trabajo, las instituciones educativas y los espacios públicos. Esta conducta inadmisible no debe normalizarse. Debemos alzar la voz y actuar para prevenir el acoso sexual. Todas las personas tenemos un papel que desempeñar, nadie puede quedarse solo mirando", afirma Gitanjali Singh, representante de ONU Mujeres. "ONU Mujeres sigue comprometida a trabajar con el Gobierno y las alianzas de la sociedad civil para apoyar la promulgación y aplicación de una ley que prevenga el acoso sexual".
Diversas investigaciones demuestran que las leyes son importantes para cambiar las mentalidades y reducir la prevalencia de la violencia contra las mujeres. Por ejemplo, el informe The Gender Snapshot 2024 muestra que los países que cuentan con leyes sobre la violencia doméstica presentan tasas más bajas de violencia en la pareja (9,5 %) que los que carecen de este tipo de legislación (16,1 %).
*Se han utilizado nombres ficticios para proteger a las personas citadas del riesgo de represalias y violencia.