05/02/2025 | Press release | Distributed by Public on 05/01/2025 17:29
Foto: Cortesía Museo Nacional de Colombia
Bogotá. 2 de mayo de 2025. El terror de una masacre puso el foco de organismos de cooperación, agentes del Estado y medios de comunicación sobre un municipio del Chocó enclavado en el río Atrato: Bojayá.
Ya años atrás, los paramilitares y la guerrilla de las Farc venían en confrontaciones por el poderío de este territorio. Ese día, el 2 de mayo de 2002, los enfrentamientos empezaron desde la 6:00 de la mañana y se hicieron cada vez más intensos, por lo que la población se refugió en la iglesia. Pero lo que creían un refugio terminó siendo un espacio de horror y dolor.
El sonido perturbador de las pipetas explosivas fue el inicio de una masacre que, de acuerdo con cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, cobró la vida de 102 personas (entre ellos, 48 menores), desplazó a 5.771 personas, causó la pérdida de bienes muebles e inmuebles y dejó una huella imborrable en la comunidad de Bellavista (casco urbano del municipio de Bojayá).
"Este hecho, sin duda de terror absoluto (yo era un joven de 15 años), marcó mi vida, y la de todos los que habitamos este territorio, para siempre. Estremeció al país y a parte del mundo. Marcó la historia de Bojayá en dos. Ha causado un dolor tremendo y ha permanecido en el tiempo por procesos sin elaborar, como el ejercicio de hacer el duelo de forma apropiada y en el tiempo correspondiente. Por fortuna con el paso de los años se logró hacer el proceso de exhumación, identificación y entierro de las víctimas del 2 de mayo. Actualmente trabajamos en un proceso por la memoria, la paz y la reparación del daño cultural": dice José de la Cruz Valencia, sobreviviente de la masacre de Bojayá.
Dentro de los múltiples mecanismos de justicia, reparación y memoria de las víctimas de esta masacre se encuentra la Ley 2087 de 2021, "por medio de la cual la nación honra y exalta la memoria de las víctimas de Bojayá y declara el 2 de mayo como Día Conmemorativo de las Víctimas de Bojayá". Esta labor se realiza en una articulación interinstitucional entre los ministerios de las Culturas, Interior, Defensa, Justicia, TIC, RTVC, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV).
El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes lidera una serie de acciones para la paz, la reconciliación y la reparación del daño cultural de Bojayá. Esta es una apuesta política enmarcada en la estrategia Cultura de Paz, con un enfoque comunitario y centrado en los procesos de memoria, elaboración del duelo y construcción de paz como formas de interpelar las violencias históricas y el conflicto armado en la región.
El horror que enfrentó la comunidad de la cabecera municipal de Bellavista, en el corazón de Bojayá, no se puede describir con palabras. Desde el 2 de mayo, y durante varios días, la iglesia y la escuela, espacios que la gente buscaba como refugios, estuvieron sitiadas. Los cuerpos se agolpaban unos a otros intentando sobrevivir a las explosiones continuas de cilindros bomba y metrallas, con hambre, sed, sin atención médica y sin poder hacer sus necesidades.
"Todas estas circunstancias hacen que lo sucedido en Bojayá pueda ser catalogado como un crimen de guerra. Allí se quebrantaron, en efecto, todas las normas de protección o salvaguarda de la población civil frente a peligros y vulneraciones procedentes de operaciones militares en medio del conflicto -reguladas particularmente por el derecho internacional humanitario-, no solo por parte de las Farc sino también de los paramilitares": dice en 'Guerra sin límites', el informe del grupo de memoria histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
La escuela y la iglesia donde la gente se aglutinó en aquella ocasión, el Cristo Mutilado y el Sagrado Corazón de María se convirtieron en símbolos de memoria de esta masacre. Por ello, el Ministerio de las Culturas, consciente de que una de las acciones fundamentales en este camino hacia la reparación y la paz en Bojayá es la resignificación de lugares y símbolos de guerra, prepara el expediente para que los símbolos y lugares asociados a la masare sean Bien de Interés Cultural (BIC). Se han adelantado dos talleres con la comunidad para contextualizar el proceso de declaratoria y recolectar información para el expediente. La meta es pasar el expediente al Consejo Nacional de Patrimonio Cultural a final de este año.
Foto: Andrés Molano
El antiguo Bellavista quedó totalmente deshabitado. Sus ruinas hablan del impacto de la masacre, pero también de la memoria de una población que ha resistido durante años para recuperar los restos de sus familiares, su derecho a la justicia, la paz y la reparación. Junto con el Museo Nacional, el Ministerio de las Culturas trabaja en un Sendero de la Memoria y una Escuela de Memoria y Museo.
Dentro de las primeras fases de este proyecto, en 2024 acompañamos y fortalecimos los procesos en la elaboración del guion museológico ('Guion del lugar de Memoria de Bojayá y Atrato Medio') del Sendero de la Memoria y la Escuela de Memoria y Museo. En este proceso participaron el pueblo emberá dobidá y la comunidad afro de Bojayá, quienes aportaron al guion desde su cosmovisión. Con estas poblaciones, se acordaron tres ejes conceptuales de elaboración del guion: cultura propia, educación propia y salud propia.
Ellos y ellas resaltaron la necesidad de integrar una narrativa viva que incorpore el saber ancestral y tradicional, fundamento de la resiliencia y solidaridad que caracterizan los valores colectivos de la poblaciones indígenas y afrodescendientes de Bojayá. Así, se incorporó en el guion la lengua y conocimientos tradicionales del pueblo embera dobidá para resignificar los espacios de memoria (el sendero se llamará "Âthadó", se hará bajo la forma y en los materiales que propone la comunidad indígena: forma senoidal o serpenteante, evocando el fluir natural del agua); se creó el espacio el Tambo, un lugar de encuentro y reflexión que visibiliza las formas propias de la cosmovisión emberá dobidá; y se reconoció a la mujer embera dobidá como portadora de memoria.
Nada más contundente que el arte para sanar las heridas de la guerra. En un municipio que ha sido golpeado por la violencia, la música ha sido un catalizador del dolor y una expresión de esperanza. Con el programa Sonidos para la Construcción de Paz, hemos llegado a Bellavista, Bojayá, para formar musicalmente a niños, niñas, jóvenes y adolescentes en tres instituciones educativas de Bojayá: IE César Conto, IE Indígena Biakiru Punto Alegre, IE Indígena de Unión Cuity. En total han sido 720 beneficiarios del programa en este territorio.
En el marco del acto conmemorativo del 2 de mayo de 2024, 40 músicos de la Banda Sinfónica Nacional cruzaron el Atrato para llegar a Bellavista y dar un concierto didáctico donde los oboes, saxofones, tubas, trompetas, trombones, bombardinos y marimbas sonaron por primera vez. Además, entregaron 17 instrumentos musicales a los niños, niñas y jóvenes de la Institución Educativa César Conto para que la música sea el inicio de una historia de paz donde antes hubo tanto dolor.
Foto: Andrés Molano
Reconociendo que el territorio no es estático, sino dinámico, el Plan Vivo de Memoria y Paisaje de Bojayá es una propuesta que promueve la reparación integral a las víctimas del conflicto armado, contemplando su relación con el entorno biocultural para la dignificación de sus derechos.
Durante este plan, el Ministerio de las Culturas ha llevado a cabo una serie talleres comunitarios en Bellavista Viejo y Bellavista Nuevo, utilizando cartografía base para ubicar sitios emblemáticos y de memoria. Los mapas sirvieron como disparadores de relatos, memorias e ideas de futuro. En estos talleres, el ministerio trabajó con distintos grupos poblacionales: lideresas de los ritos mortuorios. jóvenes de colectivos de danza, teatro y música, población afrodescendiente e indígena (embera).
El Plan proyecta la construcción de laEscuela de Memoria y Museo, una intervención integral de la antigua escuela primaria ubicada junto a la iglesia en Bellavista Viejo, que será transformada en un espacio pedagógico y cultural. La propuesta busca restaurar y resignificar este lugar histórico, convirtiéndolo en un centro de exposición y aprendizaje que narre tanto la historia del conflicto y la violencia sufrida por la comunidad como la riqueza cultural, espiritual y social del territorio. El Valor aproximado del proyecto es de $3.953.891.000.
El duelo es uno de los momentos más importantes en este proceso de reparación de las víctimas de Bojayá. Alabaos, rezos y gualíes son prácticas ancestrales de la cultura afro muy presentes en este municipio de Chocó, y han sido claves para despedir a los difuntos y transitar esta búsqueda por la reparación, la justicia y la memoria de las víctimas de Bojayá. Estos rituales son fundamentales para la comunidad, pues mediante ellos honran memoria de sus muertos y encuentran consuelo.
Como producto de una gran investigación sobre estos rituales, publicamos el libro Rituales fúnebres de Bojayá, en el que los caracterizamos y nos acercamos a las historias de duelo de la comunidad para tejer, entre todos, un mapa que permita reconocer el dolor y gestionarlo. El libro se presenta como un mecanismo simbólico y cultural para la elaboración del duelo y la reparación del daño cultural, contribuyendo a la salvaguarda de los rituales fúnebres tradicionales de Bojayá.
"Bojayá no quiere ser un actor pasivo que se sienta a llorar por el dolor, sino que se compromete con transformar su realidad de vida": dice José de la Cruz.