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Los ecosistemas de carbono azul, como los manglares, los marismas salados y las praderas marinas, juegan un papel crucial en la provisión de bienes y servicios ecosistémicos vitales, incluyendo la captura y almacenamiento de carbono, la protección contra la erosión costera y la provisión de hábitats esenciales para diversas especies de plantas y animales, así como medios de subsistencia para comunidades costeras. Con el apoyo del Fondo de Carbono Azul del Reino Unido, el BID está brindando asistencia técnica en proyectos para promover la conservación y protección de estos activos naturales en áreas urbanas y rurales.
Manglares urbanos: joyas ocultas de la naturaleza en la jungla de cemento
Las áreas urbanas enfrentan múltiples desafíos en su gestión y crecimiento. La competencia por el espacio, la provisión de servicios adecuados para poblaciones crecientes, opciones limitadas de vivienda y la reducción de espacios verdes son algunos de los problemas que deben gestionar los administradores de ciudades y urbanistas. Además, el cambio climático introduce una capa adicional de complejidad que debe abordarse. Las ciudades deben adaptarse a temperaturas y niveles del mar en aumento, escasez de agua e inundaciones, mientras implementan medidas para reducir su huella de carbono. En medio de estas condiciones, los manglares en ciudades costeras representan tesoros ocultos que pueden ayudar a resolver algunos de estos desafíos.
Por qué importan los manglares en áreas urbanas:
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Los manglares urbanos son altamente eficientes en capturar y almacenar carbono. Pueden almacenar hasta cinco veces más carbono por hectárea que los bosques terrestres, lo que los convierte en elementos clave para mitigar el cambio climático. Los estudios han demostrado que los manglares pueden almacenar 1,100 Mg de carbono por hectárea, en comparación con el promedio de 400 Mg almacenado por los bosques tropicales y templados. La Evaluación de los Servicios Ecosistémicos de los Manglares en Panamá, realizada en el marco del Proyecto de Patrimonio Natural Azul de Panamá, muestra que los manglares proporcionan importantes beneficios de secuestro de carbono en la Bahía de Panamá, valorados en $116 millones anuales en beneficios económicos por su contribución a reducir los costos sociales del carbono. Al proteger los manglares e incorporarlos en la planificación urbana, las ciudades pueden construir resiliencia al cambio climático y contribuir a los esfuerzos globales de reducción de carbono.
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Protección contra Inundaciones y Resiliencia. También desempeñan un papel vital en la protección de áreas costeras contra inundaciones y marejadas, así como en la captura de carbono. Los densos sistemas de raíces de los manglares pueden reducir la energía de las olas hasta en un 66%, ofreciendo protección esencial a las áreas urbanas vulnerables a las inundaciones. Esto no solo ayuda a salvar vidas, sino que también previene daños costosos a la infraestructura urbana. Dada la creciente intensidad de las tormentas tropicales y el aumento del nivel del mar, los manglares proporcionan una solución rentable para mejorar la resiliencia costera urbana. Su capacidad para absorber el exceso de agua y minimizar la erosión del litoral los convierte en un recurso invaluable en la lucha contra el cambio climático.
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Puntos Calientes de Biodiversidad en Entornos Urbanos. Los puntos calientes de biodiversidad pueden encontrarse en entornos urbanos, particularmente en los manglares urbanos. Estas áreas son cruciales para una amplia variedad de especies, incluidas peces, aves y organismos marinos. Los manglares urbanos también juegan un papel importante en el apoyo a las pesquerías al servir como viveros para peces jóvenes, lo cual es esencial para la economía local, especialmente para la pesca y el turismo. Al preservar los manglares en áreas urbanas, los planificadores urbanos pueden ayudar a promover la biodiversidad al tiempo que sostienen los medios de vida de las comunidades costeras. Este beneficio dual destaca la importancia de incluir la conservación de manglares en las estrategias de planificación urbana.
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Bienestar Humano y Medios de Subsistencia. Los manglares contribuyen al bienestar de los residentes urbanos al brindar oportunidades recreativas, apoyar el ecoturismo y ofrecer espacios naturales para la relajación y el esparcimiento. En ciertas regiones, las comunidades dependen de los manglares para medios de vida tradicionales como la pesca y la recolección de productos como la miel y la madera, de manera sostenible. Por ejemplo, en Barranquilla, Colombia, el Ecoparque Ciénaga de Mallorquín ofrece la oportunidad de observar la fauna local y aprender a apreciar los humedales. Proteger estos ecosistemas asegura la disponibilidad continua de estos recursos y mejora la calidad de vida en las áreas urbanas.
A pesar de su importancia, los manglares urbanos están bajo amenaza constante debido a actividades humanas. Algunas de las amenazas clave incluyen: (i) Desarrollo Urbano y Reducción de Espacios Verdes: la rápida expansión de las áreas urbanas a menudo conduce a la destrucción de hábitats de manglares para dar paso a proyectos de infraestructura. En los últimos 50 años, el 35% de la cobertura global de manglares se ha perdido, principalmente debido al desarrollo costero; (ii) Contaminación y Mala Gestión de Residuos: la contaminación por desechos industriales, aguas residuales y plásticos representa una amenaza seria para los ecosistemas de manglares, degradando las condiciones ambientales; y (iii) Cambio Climático y Aumento del Nivel del Mar: el cambio climático empeora los desafíos que enfrentan los manglares, ya que el desplazamiento costero y los daños físicos catastróficos amenazan la existencia de estos ecosistemas vitales.
Herramientas financieras para proteger el carbono azul urbano:
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Créditos de Carbono Azul y Mercados: los créditos de carbono azul permiten a empresas privadas e individuos apoyar proyectos de secuestro de carbono comprando créditos generados mediante la preservación y restauración de manglares.
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Créditos de Biodiversidad: representan una herramienta innovadora para conservar y restaurar hábitats degradados, incluyendo los manglares. Abordan la crisis global de biodiversidad y los impactos del cambio climático al mismo tiempo.
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Pago por Servicios Ecosistémicos (PSE): los programas de PSE proporcionan a los planificadores urbanos un método práctico para monetizar los servicios ecosistémicos que ofrecen los manglares, como la protección contra inundaciones, el secuestro de carbono y la purificación del agua.
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Asociaciones Público-Privadas (APPs): pueden proporcionar una forma efectiva de financiar proyectos de restauración de manglares a gran escala en áreas urbanas. Al colaborar con inversores privados, las ciudades pueden acceder a recursos y experiencia adicionales para apoyar la conservación de manglares.
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Bonos Verdes: presentan a las ciudades una oportunidad para recaudar capital específicamente para proyectos ambientales, incluidos los de carbono azul. Mediante la emisión de bonos verdes/azules, las ciudades pueden atraer inversores interesados en financiar el desarrollo sostenible.
Política y Gobernanza: Cómo pueden involucrarse los urbanistas
Para asegurar el éxito de las iniciativas de carbono azul, los urbanistas deben integrar la conservación de manglares en los marcos de planificación de la ciudad. A continuación, algunos pasos que pueden tomarse:
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Integración del Carbono Azul en la Planificación de la Ciudad: los urbanistas pueden incorporar los ecosistemas de carbono azul en las regulaciones de zonificación para proteger los hábitats de manglares del desarrollo.
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Fortalecimiento de Políticas Locales y Nacionales: los gobiernos pueden adoptar políticas que incentiven la conservación de los manglares, como desgravaciones fiscales o subsidios para desarrolladores que apoyen iniciativas de carbono azul.
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Compromiso Comunitario y Alianzas: involucrar a las comunidades locales en los esfuerzos de restauración de manglares puede llevar a resultados más exitosos. Al involucrar a los residentes en proyectos de conservación, las ciudades pueden generar apoyo público y asegurar la sostenibilidad a largo plazo.
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Conclusión
Los urbanistas tienen una oportunidad única de aprovechar el poder de los ecosistemas de carbono azul en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Al proteger y rehabilitar los manglares en áreas urbanas, las ciudades pueden reducir las emisiones de carbono, mejorar la resiliencia climática y promover la biodiversidad. Con herramientas financieras como créditos de carbono azul, créditos de biodiversidad, esquemas de pago por servicios ecosistémicos (PSE), asociaciones público-privadas (APPs) y bonos verdes, los urbanistas pueden incorporar estos ecosistemas cruciales en el desarrollo sostenible de las ciudades.