10/02/2025 | Press release | Distributed by Public on 10/02/2025 06:51
- Las comunidades han perdido tierras de cultivo, medios de vida, hogares y acceso a escuelas y centros de salud, y 379.000 niños, niñas y adultos se han visto desplazados por la crecida de las aguas.
- 7,7 millones de personas, el 57 % de la población, se enfrentan a niveles agudos de hambre, y 2,3 millones de niños y niñas menores de 5 años están en riesgo de sufrir malnutrición aguda
Recursos para medios:https://www.contenthubsavethechildren.org/Package/2O4C2STQV7YO
Maban, Sudán del Sur, 2 de octubre de 2025. El sexto año consecutivo de inundaciones en Sudán del Sur, junto con los recortes en la ayuda humanitaria, está agravando una de las peores crisis alimentarias del mundo, en la que las personas refugiadas recién llegadas que huyen del conflicto en Sudán se ven obligadas a buscar comida y a comer hojas para sobrevivir, según Save the Children.
Este año, se estima que 1,4 millones de personas, aproximadamente una sexta parte de la población del país más joven del mundo, se enfrentan a la amenaza de las inundaciones, según los últimos datos, con unas previsiones de precipitaciones superiores a la media para octubre y noviembre. Esto se suma a cinco años consecutivos de inundaciones generalizadas.
Hasta ahora, las comunidades ya han perdido tierras de cultivo, medios de vida, hogares y acceso a escuelas y centros de salud, y 379.000 niños, niñas y adultos se han visto desplazados por la crecida de las aguas. Los casos de enfermedades transmitidas por el agua están aumentando y el incremento de las mordeduras de serpientes está agravando la preocupación por la salud pública.
Esta crisis ha provocado una escasez de alimentos en todo el país, con 7,7 millones de personas -el 57 % de la población- enfrentándose a niveles agudos de hambre y poniendo a 2,3 millones de niños y niñas menores de 5 años en riesgo de sufrir malnutrición aguda.
El director nacional de Save the Children en Sudán del Sur, Chris Nyamandi, dice que le preocupa que la crisis alimentaria en el país empore y que no se informe lo suficiente sobre ella, a pesar de ser una de las más graves a nivel mundial: "Lo que les espera a los niños y niñas de Sudán del Sur podría ser catastrófico. Las fuertes lluvias ya han inundado algunas ciudades y se prevé que continúen durante las próximas semanas. Los recortes en la ayuda han interrumpido lo que podemos proporcionar a la infancia, ya que nuestro presupuesto se ha reducido en 3,1 millones de dólares esta primavera, lo que ha supuesto recortes de empleo para nuestros expertos en nutrición y protección infantil y una disminución de los suministros".
Y añade: "Mientras tanto, 2,3 millones de niños y niñas se enfrentan a una malnutrición aguda y cada vez son más los niños que acuden a nuestras clínicas. El hecho de que las familias recurran a comer hojas para paliar el hambre indica que la situación está empeorando. La resolución del hambre extrema depende de decisiones políticas. El Gobierno de Sudán del Sur tiene la responsabilidad de encontrar soluciones a largo plazo, mientras que los recortes en la ayuda internacional deben revertirse urgentemente antes de que sea demasiado tarde".
Además, las familias refugiadas llegan desde el vecino Sudán y se encuentran con una situación desesperada. Hasta ahora, alrededor de 1,2 millones de personas han huido a través de la frontera durante dos años y medio de violencia, y Maban, en el estado del Alto Nilo, en el noreste de Sudán, alberga el mayor número de refugiados del país.
Una mujer embarazada que vive en un campo de refugiados en Maban dijo que viajó cientos de kilómetros a pie desde Sudán con sus tres hijos después de que su casa fuera destruida por combatientes. Se vieron obligados a comer hojas al borde de la carretera para sobrevivir.
Un funcionario del mismo campo dijo que los niños y niñas estaban tan hambrientos que recurrían a buscar comida silvestre y comían hojas y raíces sin saber cuáles eran seguras para comer. Dijo que recientemente ocho niños enfermaron por comer hojas venenosas y uno de ellos murió.
"Cuando mi casa fue atacada, empecé a correr con mis hijos. Durante todo el camino no tenía nada, solo podía comer lo que encontraba, incluidas las hojas de los árboles", dice Asha, de 30 años, del estado de Sennar en Sudán, tras llegar a un centro de acogida para refugiados en Maban en agosto.
La ONU ha advertido de que el hambre está alcanzando niveles récord en Sudán del Sur, que sufrió una hambruna en 2017. Alrededor de 83.000 personas están sufriendo una escasez de alimentos similar a la de una hambruna, y la situación es especialmente grave en la zona del Alto Nilo.
Hiba llegó a un campo de refugiados en Maban en mayo tras huir de Jartum, pero afirma que los recortes en la ayuda humanitaria están haciendo la vida imposible. Solo 97.000 de las personas más vulnerables de las aproximadamente 220.000 que se encuentran en los cuatro campos de refugiados de Maban reciben ahora suministros alimentarios o dinero en efectivo para comprar alimentos. Esto estaba provocando tensiones en los campos, incluyendo violencia y saqueos. "Una vez que termine la temporada de lluvias, mucha gente abandonará este campo y volverá a Sudán. Aquí no hay nada para nosotros. No nos dan suficiente comida para vivir", dice Hiba, que tiene cinco hijos de entre 2 y 13 años. Y añade: "No esperaba llegar y encontrarme con estas condiciones. Esperaba un lugar seguro".
Ibrahim, de 64 años, que vive con 14 hijos y nietos en otro campo de refugiados cercano, dijo que una noche lo amenazaron a punta de pistola y le robaron 15 cabras. Ahora solo tiene 10 cabras y un huerto con el que alimenta a su familia, ya que no recibe ayuda alimentaria. "Aquí ya no estamos seguros. No hay seguridad y la falta de alimentos es un gran problema que empeora cada día con la llegada de más gente. Los recortes en la ayuda significan menos para todos", afirma.
Debido a los recortes presupuestarios, Save the Children se ha visto obligada a cerrar un punto de distribución de ayuda alimentaria en un campo de refugiados, donde un equipo prestaba asistencia a niños y niñas separados de sus familias durante el viaje desde Sudán o que se encontraban solos porque sus familias habían sido asesinadas. La organización también ha tenido que reducir su labor de protección infantil y cerrar centros para jóvenes y niños pequeños en los campos, lo que ha dejado a los niños y niñas sin ningún lugar a donde ir y ha provocado un aumento del número de niños de la calle en el mercado de Maban.
Save the Children trabaja en Sudán del Sur desde 1991, cuando formaba parte de Sudán. La organización de defensa de los derechos de los niños y las niñas proporciona a la infancia acceso a la educación, la atención sanitaria y el apoyo nutricional, así como servicios de protección infantil, y a las familias, seguridad alimentaria y ayuda para su subsistencia.
Save the Children está intensificando su respuesta humanitaria en Sudán del Sur en 2025 para proporcionar asistencia vital a los niños y niñas más vulnerables. La organización también ofrece programas de salud, protección infantil y educación en situaciones de emergencia.