08/13/2025 | Press release | Distributed by Public on 08/13/2025 17:03
Versión estenográfica de la participación del senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República y de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, en la instalación del Grupo de Amistad México-Estado de Palestina
Muchas gracias, compañero y amigo, diputado José Narro Céspedes.
Bienvenida, primero agradezco la invitación, pero me sumo a la bienvenida a la embajadora Nadya Rasheed.
Qué duro, qué difícil ser representante del pueblo palestino y tener que dar un mensaje, como el que se acaba de dar, con verdades del tamaño de una montaña, dolorosísimas, terribles, brutales y mantenerse aparentemente sereno.
Es una prueba muy dura y lo que está sucediendo en Palestina en este momento es un fracaso de la humanidad, toda.
Tenemos que romper el silencio, efectivamente; tenemos que alzar la voz y tenemos que ir más lejos, como aquí se ha dicho, el Grupo de Amistad de México-Palestina tiene una tarea descomunal, porque nosotros tenemos que lograr que pare esta bárbara agresión contra el pueblo palestino.
Se dice sencillo, que casi 20 mil niños y niñas han sido asesinados, asesinadas, con nombre y apellido nos llevaría horas aquí nombrarlos a cada uno; 20 mil mujeres, cerca de 70 mil civiles.
No hay una guerra en Palestina, el pueblo palestino no tiene ejército, no está armado; viene viviendo por décadas una agresión permanente que en el último, poco más de un año, es increíble.
Si uno ve la lista de los crímenes de guerra, pareciera que el ejército israelí se ha determinado a cumplirlos todos a pie juntillas: la destrucción de escuelas, la destrucción de hospitales, la destrucción de iglesias y de mezquitas, que son lugares sagrados, los ataques a campamentos de refugiados.
Y, me parece que la más ominosa de todas estas formas brutales de búsqueda de exterminio del pueblo palestino, el cerrar toda posibilidad de ayuda humanitaria, a tal grado que están matando de hambre al pueblo palestino en general y a niños y niñas en particular.
Es una monstruosidad, porque uno pensaría que, después de la derrota del nazismo en el siglo XX, esto no volvería a pasar nunca más.
Pero además uno pensaría que no podría pasar, como dicen ahora, en tiempo real, que estaríamos viendo semejante brutalidad; y que no sólo no habría manera de detenerla, sino, como aquí se ha dicho, hay quien voltea hacia otro lado o, peor todavía, busca justificar semejante atrocidad.
Y me parece que todo hombre y mujer, toda mujer y todo hombre, solamente humanista, tenemos la obligación de alzar la voz.
Martin Luther King, que era creyente, yo soy ateo, es público, no creo en ningún ser sobrenatural, pero Martin Luther King, que era creyente, decía que todo ser humano, todo creyente tiene la obligación moral de combatir la injusticia. Yo creo que todo ser humano tenemos la obligación moral de combatir la injusticia.
Y va más allá de una obligación moral, porque ¿quién nos dice que lo que hoy le pasa al pueblo palestino no le puede pasar a cualquier otro pueblo del mundo?, que no sea anglosajón, que no sea menos pálido que nosotros, que no sea considerado por los supremacistas de cada lugar como absolutamente desechable, sobre todo en este momento, que en pleno siglo XXI haya un ascenso del nazismo y que su peor rostro está manifestado en el trato que está recibiendo el pueblo de Palestina.
Es una situación dramática, porque desde 1947 debería existir el Estado palestino; desde 1988 hizo su declaración de independencia y hoy el Estado sionista de Israel plantea acelerar su solución final para que en la asamblea de octubre en Naciones Unidas, donde ya varios países han adelantado su posición de reconocimiento al Estado palestino, lo diré de manera dura, ya no haya materia. Esto es, hayan expulsado o asesinado al pueblo palestino.
Por ello, por lo dramático la situación, cada segundo, sin exagerar, es importante.
Por ello, celebro que la compañera presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no sólo mantenga la exigencia de la formación de los dos Estados, sino haya hecho suya la iniciativa de que niños y niñas huérfanos, huérfanas, puedan recibir asilo en nuestro país, que siempre ha sido un lugar de asilo.
Hay quien se dice creyente y dice que ¿cómo es posible que recibamos niños, niñas, si no estamos atendiendo a nuestra niñez? La estamos atendiendo, pero además se pueden hacer las dos cosas.
Ya el presidente Lázaro Cárdenas del Río lo hizo en su momento, cuando la guerra civil española.
Y, además, uno pensaría que sea una solución temporal, uno pensaría que salvaría vidas de niños y niñas y que, una vez conformado el Estado palestino, pudieran regresar para tener la atención social, porque ¿qué niño o niña va a querer salir a otro país? Lo que quiere es vivir en su tierra, con su patria, con su pueblo, con su idioma, con su raíz, con sus tradiciones, no quiere ir a otro lugar.
La manera en que se han mantenido valientemente, a pesar de la bárbara, de la brutal agresión del ejército de Israel, acredita su enorme amor a su patria, a su tierra y a sus raíces.
Pagar con la vida semejante determinación, es un precio altísimo y el pueblo palestino lo viene haciendo segundo a segundo ante nuestros ojos.
Así es que no me alargo más, porque es bastante ya fuerte la situación que se está viviendo. Yo sólo diría, como lo planteé en algún momento, porque hay quien dice "es tu agenda", no es mi agenda que maten a niños y niñas ante nuestros ojos.
Y a mí lo que acabó de conmoverme, porque esto es un drama de muchas décadas, es que una niña palestina, no sé por qué, a mí me mandó un video diciendo que los salve.
Yo, que soy un luchador social de toda la vida, nunca sentí que una tarea me sobrepasara, siempre pensé que podía con cualquier responsabilidad, ésta me sobrepasa con mucho.
Y por eso insisto que sumemos voces, que empujemos, que logremos que pare esta barbarie, este comportamiento salvaje, inhumano, nazista que se está dando contra el pueblo palestino, y que podamos lograr lo que parece imposible, pero que el pueblo palestino va a hacer posible, que se respete su derecho a vivir, su derecho a existir y su derecho a ser un pueblo libre y soberano.
¡Larga vida al pueblo de Palestina!