09/25/2025 | Press release | Distributed by Public on 09/25/2025 07:29
La Paz, Bolivia, 24 de octubre de 2025 (OPS)- La escena no era común. Periodistas y comunicadores compartiendo análisis con epidemiólogos, investigadores y científicos en salud pública. Micrófonos, grabadoras y laptops convivíendo con conocimiento científico sobre el comportamiento de la influenza y otros virus respiratorios de potencial pandémico, gráficos de curvas epidemiológicas y proyecciones de brotes. Entre el 16 y el 18 de septiembre, en La Paz, Bolivia, tuvo lugar un hito poco frecuente: la convergencia de dos mundos que suelen transitar por carriles paralelos, pero que la lección de la pandemia de COVID-19 señaló la necesidad de juntar. El motivo: reflexionar sobre cómo enfrentar la infodemia y sentar las bases de un trabajo conjunto frente a una amenaza latente: la próxima pandemia por influenza o por cualquier otro virus respiratorio que intente torcerle el pulso a la humanidad.
El "Taller sobre gestión de infodemia en el marco del Programa de Preparación para la Influenza Pandémica (PIP)" reunió en un mismo espacio a quienes producen conocimiento científico y a quienes lo traducen para la ciudadanía. La agenda, organizada en alianza con la Fundación para el Periodismo, la Universidad Mayor de San Andrés y la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), puso sobre la mesa un desafío: ¿cómo construir puentes entre la evidencia científica y la información que consume el ciudadano de a pie, el agricultor en una comunidad lejana, la madre indígena en la selva, la mujer en la periferia de las ciudades, o los jóvenes en las redes sociales?
La pandemia por COVID-19 dejó una lección grabada con tinta indeleble: no basta con tener vacunas o sistemas de salud preparados, si la desinformación avanza más rápido que los virus. La infodemia -esa avalancha que contiene todo tipo de información, pero además trae datos falsos, medias verdades y rumores interesados- puede hacer colapsar la mejor estrategia sanitaria. Y ahí radicó la singularidad del encuentro. No se trató de un curso técnico ni de un simposio académico, sino de un laboratorio vivo donde reporteros, verificadores, comunicadores y científicos debatieron, confrontaron estilos y buscaron un lenguaje común.
Las intervenciones fueron tan diversas como necesarias. Desde el chequeo de datos liderado por Jesús Vargas, de Bolivia Verifica, hasta la experiencia de Fabiola Torres con Salud con Lupa o de Chequeado con Florencia Ballarino, así como la mirada regional de especialistas en riesgos, en epidemiología y en comunicación de riesgos y participación comunitaria de la OPS/OMS Honduras, Karina Arteaga, y de Argentina, Florencia Guedes, el taller se convirtió en una suerte de mapa que mostró que la gestión de la infodemia exige precisión científica, pero también empatía narrativa.
"Las emergencias comienzan y terminan en las comunidades", recordó Luis Macias, asesor internacional de Emergencias en Salud de la OPS/OMS, y en ese recordatorio se escondía la esencia del encuentro: la información, si no llega clara y confiable, simplemente no cumple su propósito en una emergencia sanitaria, donde las personas deben lidiar con decisiones para salvar sus vidas, en medio de la incertidumbre.
Hubo momentos de tensión creativa, como cuando la investigadora del Instituto de Servicios de Laboratorio de Diagnostico e Investigación en Salud (SELADIS) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), doctora Susana Revollo, pedía "más rigor en los titulares" o la experta en influenza del Hospital Centinela San Juan de Dios, Rosmery Gross, reclamó "apego a la información que ofrece el especialista", y el periodista Gabriel Romano, actual corresponsal para la Agencia EFE en Bolivia, replicaba que los periodistas "no siempre cuentan con una voz científica que intervenga oportunamente o que la ciencia suele estar aislada del debate público", con una narrativa difícil de comprender para el común de la gente. El diálogo, sin embargo, terminó con acuerdos: la necesidad de formar redes, de hablar el mismo idioma y de construir confianza pública. De hecho, entre los resultados esperados del proceso desarrollado está la conformación de una red nacional de periodistas científicos, la puesta en marcha de un observatorio de infodemias y la creación de una bitácora abierta, de acceso libre comunitario, de piezas comunicacionales sobre influenza y otros virus respiratorios.
El taller se hizo en el Marco de Preparación contra Influenza Pandémica (PIP) y su Plan de Aplicación de Alto Nivel III 2024-2030 (HLIP III), que establecen un enfoque de "todo el gobierno y toda la sociedad" para lograr respuestas más equitativas y resilientes frente a futuras pandemias. El PIP -adoptado en 2011- es un acuerdo internacional innovador entre los Estados Miembros de la OMS, el inter-sector, la sociedad civil y otras partes interesadas. Sus objetivos son mejorar tanto el intercambio de virus gripales con potencial pandémico como el acceso equitativo a los productos necesarios para responder a una gripe pandémica, por ejemplo, vacunas, medicamentos antivirales y productos para hacer diagnósticos. La aplicación del Marco de PIP pretende crear capacidades sostenibles para la prevención, detección y respuesta frente a la gripe pandémica
Durante tres días, más de 40 periodistas bolivianos y comunicadores, junto a diez investigadores en salud pública de la academia y de hospitales centinela, sortearon una especie de campo de entrenamiento para enfrentar no solo virus con información basada en ciencia, sino la batalla paralela para detectar y verificar la desinformación y no reproducirla o darle el tratamiento que se merece: el desmentido. Periodistas con libretas y científicos con gráficos entendieron que no hay tiempo para caminos paralelos: "la próxima pandemia no preguntará credenciales ni dará tregua", dijo la consultora en comunicación de la OPS, Sandra Mallo.
El taller fue un ensayo general para un escenario inevitable. La ciencia y el periodismo, juntos, no como actores secundarios sino como protagonistas de la protección comunitaria antes, durante y después de las emergencias sanitarias.